Me gusta ver gente que , como yo, busca un día un lindo lugar para comer solo y saca su cuaderno para escribir. Qué cita maravillosa: “Hoy comí conmigo y mis palabras en un lugar tranquilo”.
Hoy mientras como, se me ocurre escribir que haya, justamente como en este momento, dos personas en el mismo lugar, escribiendo mientras comen. Las dos personas fuman, las dos piden la misma bebida al mesero. Pero no se ven. Claro, como son gente que escribe, saben que está el otro y sin demostrarlo piensan que es una linda casualidad; pero cada uno sigue en su hoja, con su pluma y su cigarro.
La comida se tarda en llegar y es una fortuna porque así cada uno unta su tinta mientras oye en su cabeza una de esas músicas que se relacionan con las carreras de caballos.
Voy ganando. El va más lento. Es más cuidadoso y hasta pone la fecha.
No paro. Me gusta ese dolor que da en la mano de tantas ganas de escribir más.
Su letra es bonita y obedece a los renglones. La mía es... distinta, encimada, toma atajos por entre las líneas y usa algunos símbolos para caber mejor. Es que en eso tengo las de perder. Yo sólo tengo una hoja y él un cuaderno. No está entero porque ya lo anduvo, pero tiene mucho mas papel que yo.
Pasa una ambulancia a dos metros del lugar. Los dos tenemos que cerrar los ojos para que no se enrede el hilo de la cabeza.
Él está escribiendo sobre la mujer que escribe en la mesa de junto.
1 comentario:
¡Qué maravilla! Sigo admirando tu creatividad. Cuánta imaginación plasmada con lenguaje perfecto y al mismo tiempo,haciendo gala de sencillez.
(Hasta ahora me he podido autoconceder un breve recreíto para visitar tu página).
Recibe mil besos de tu eterno admirador: A.V.
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