domingo, febrero 03, 2008

A


Los días como hoy son para volverme loca. Días bipolares que contagian su patología sólo con estar despierta.
El descanso ayuda a mi cuerpo, pero a mi alma...uy, la tortura. Ese agujero en el corazón se siente clarito clarito, empieza a doler de nuevo tener los ojos abiertos. Vuela mi cabeza, arma suposiciones y me hacen morir.
Me vuelvo a preguntar ¿por qué?, me vuelvo a sentir diminuta, me vuelve a quemar el infierno portátil pero omnipresente, vuelvo a recordar cómo era mi mirada cuando era feliz y la vuelvo a extrañar, casi a necesitar.
Ya llegó, aquí está mi lágrima. Ya llegaron las demás. Se comportan un poco como yo quisiera hacerlo. Sienten que estás cerca de algún modo y corren a ver si te ven, igual que mis lamentos, mis suspiros, mis demonios...todos salen a buscarte y yo no puedo.
Yo ni siquiera puedo llamarte, y si pudiera no lo haría.
Me dan ganas de morirme sólo para ver qué pasa. Sólo para saber qué se sentirá no sentir más dolor. Para poder mirarte y entenderte. Para poder desear que estés bien, porque hoy, hoy no lo deseo.
Es muy difícil seguir cuando ya sé que la justicia divina no existe.
Dicen que un día voy a estar bien. ¿Cómo creerlo, si también dicen que el gran amor se tiene sólo una vez por vida?

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