Anoche recordé mi primera pérdida. Ni siquiera sé qué era; una medallita, una cruz diminuta, algún otro perendengue barato, o caro. No lo sé. Pero el Jardín de niños era grande. No puedo asegurar si lo era realmente o sólo en proporción a mi tamaño.
Tenía el tamaño necesario para contener varios juegos, varios cuadrados formados cada uno por cuatro bancas en las que cabíamos 5 niños para comer el lunch que guardábamos en grandes (¿grandes?) canastas del color de nuestro grado. Recuerdo haber cursado los colores fresa y amarillo.
En esa escuela había un piano, un carrusel y algunas maestras. También mesas, sillas, papel, pegamento, brochas y pinturas. Todo esto era chiquito, como yo. También los baños eran chicos para que no nos colgaran los pies ni nos echáramos clavados. Ah, casi lo olvido, también había un tanque de arena. Ahora sé que estaba ahí porque en la edad preescolar, jugar con arena les calma a los niños algunas fijaciones escatológicas.
Todos los días teníamos un recreo, que a mí me gustaba porque podía sentarme a mirar. Miraba niños corriendo, nubes pasando y lo mejor: el piso. Era de tierra color vino y si lo escarbabas un poco, se volvía más claro, anaranjado. La buena combinación era cuando los niños corrían, levantaban la tierra y el polvo parecía volverse nube. Era un todo perfecto, un claro ejemplo de que como es arriba, es abajo.
Las maestras y mi mamá se preocupaban mucho porque yo no corría ni platicaba, como los otros niños. Pobres. Pensaban que eso era lo deseable.
Al terminar uno de esos recreos, me toqué el cuello y noté que mi cadenita estaba rota y sin la cosa que traía sujeta todos los días. Era verdaderamente imposible. Si justo era yo la que no corría.
No sé si pedí permiso o fue la primera vez que me volé una clase, pero ya que todos entraron a los salones, yo me puse a buscar mi cosa por cada centímetro de la escuela. En mi memoria, al menos, aparece un recuerdo de horas buscando con los ojos a punto de explotar.
Revisé el tanque de arena (No era tan descabellado. Ya una vez había encontrado en él una aguja) ,los pasillos, escarbé la tierra hasta volverla anaranjada, toqué servilletas llenas de mayonesa que estaban dentro de los botes de basura. Caminaba muy suavemente para no pisar mi cosa, me acerqué a los juegos y hasta los moví, acción que me desagradaba por completo porque las manos quedaban oliendo a fierro. Me subí al carrusel, les pregunté a los monos y nada. Esos brutos qué iban a saber, si se la pasaban dando vueltas todo el día.
Ya en el desaliento total y convencida de que la vida no valía nada, llegué al desesperado punto de ponerme a gatear en la tierra roja.
No sé si me explico. Mi uniforme estaba limpiecito, mi pelo precioso, seguramente con un moño o una flor, y yo ¡gateando en la tierra! Estaba a dos pasos de un acto suicida.
Así de abatida, doblé mis codos para acercarme más al suelo y una fuerza extraña me hizo voltear al tubo que clavaba el carrusel en la tierra, y ahí, tan cerca del aceite, negro como el... aceite, estaba mi cosa. Era tan chiquita y tan bonita, y estaba a salvo y de nuevo conmigo.
Fui por ella pecho tierra, la alcancé con mi manita con olor a fierro y la abracé con un apretón de puño.
Tanto tiempo, esfuerzo y mugre habían valido la pena.
A la salida mi mamá se enteró de lo que había pasado y en una frase que no recuerdo literalmente, me dijo que no debí haberme preocupado tanto.
Nadie entendía que era mi cosa, y que a esa edad cuando algo es tuyo, es tuyo. No valen pérdidas, ni roturas, ni robos. Es tuya y tú eres suya.
No importaba lo que decían. Yo tenía mi cosa de nuevo conmigo.
Sin duda el tiempo hace que uno cambie algunas ideas. Sólo algunas.
Es una lástima que las estrategias que una vez sirvieron, no funcionen más.
Ahora que perdí el amor, volví a buscar en la tierra y en los juegos. Me tiré al suelo, toqué la basura, revisé los pasillos, y nada.
Sólo me falta buscar debajo del carrusel.
NOTA: No tolero las faltas de ortografía. Si detectas una, por favor avísame.----------------------------------------------------------------------------------------- Todos los derechos reservados, a menos que aparezca un * en el título. SE VE MEJOR CON FIREFOX (con internet explorer salen letras raras) Otro intento de blog: http://ladelcabaret.wordpress.com/
viernes, enero 12, 2007
Pérdidas y estrategias. (De la primera a la última) o Carmen, se me perdió la cadenita.
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