viernes, julio 06, 2007

Sopló el diablo y llegaron mis diablas.*

Llevo toda la tarde buscando datos para hacer de este texto algo fidedigno e irrefutable, y en dos segundos se borró toda la información que ya había compilado.

Busqué, grité, pregunté cómo recuperar documentos desaparecidos, y nada. Y dispuesta a pasar otras cuatro horas en la computadora, a punto estaba de volver a empezar cuando acepté la casualidad.



Las cosas que existieron son importantes por haber existido; sólo por eso, aunque no estén más aquí. Y es justo de lo quiero hablar, así que va, sin información que me respalde.

Cuando la gente entra a mi casa, frecuentemente pregunta -¿Qué es eso?- -Unas diablas. Unas diablas que eran del Teatro Lírico- respondo sonriente, con la ceja algo levantada y muy orgullosa.
Estoy acostumbrada a que nadie se desmaye al escuchar mi respuesta, aunque no entiendo la razón.


El Teatro Lírico estuvo casi 100 años en la calle de República de Cuba número 46, por supuesto en el amadísimo Centro Histórico, y un buen día, sopas, que lo empiezan a demoler.


Sentí, al enterarme, que la mandarina que llevo en el pecho era derribada con una de esas esferas pesadas que se usan para el caso. Mi alma era parte de los restos del doloroso atentado.
Para esas fechas, estaba invitada a participar en un festival internacional de mujeres en escena, bellamente nombrado "Unita Escénica", y en él presenté “Réquiem por un Teatro”.


¿Cómo no hacerlo, si era lo único que podía hacer? Lo único que siempre puedo hacer. Escribir, pararme ahí y hablar de lo que me indigna, me gusta o me conmueve. Cantar desde el útero y desde la mandarina (idealmente acompañada de Yurief, que en esa ocasión estuvo). Y para ese momento de luto ¿qué mejor que cancioncillas viejas, picosillas y séntidas séntidas?



Por cosas que pasan, que me pasan, algunos objetos del Teatro Lírico habían llegado al pequeño foro en el que presenté el Réquiem, así que fui iluminada por las mismas luces que muchas divas que amo. Qué regalo de la vida. Réquiem para el Lírico, cuyo recuerdo fue iluminado por su propia luz.
Sería un final poético, pero no acaba ahí la cosa. Resulta que ese forito, está dentro un espacio cultural, que es tan, pero tan, pero tan cultural, que mucha gente que en él trabaja no tiene idea de la importancia de poseer objetos del Teatro Lírico. (¿teatro? ah, ¿es un lugar donde se hace performance?) Dos diablas no cupieron y ¿qué iba yo a responder cuando me dijeron “¿te las llevas o las tiro?” ?



Hoy tengo en mi sala dos diablas del Teatro Lírico. De ese lugar en donde actuaron María Conesa, Lupe Rivas Cacho (juntas hasta en este texto, y con lo que se odiaban. Con lo que se odiaron en ese teatro. Ah, y no es por presumir, pero me acaban de publicar un pedazo de mi investigación sobre Teatro de carpa relacionado con María Conesa en la revista Primer Cuadro. Ah, digo, sí es por presumir)), donde debutó Joaquín Pardavé, Mimí Derba, Marilú la Muñequita que canta, donde fue abucheado Jorge Negrete, donde los muchachos Ortega, Prida y Castro Padilla hicieron de las suyas, y no se diga el gran Panzón Soto, donde Amelia Wilhelmy lo mismo provocaba carcajadas que lágrimas con su borrachita que narraba cómo había caído en el “maldito vicio”, de ese teatro que fue del Señor Torres Beleña y que contuvo a tantos tantos genios para los que he leído, escrito, cantado y soñado.



Sí, yo las tengo. ¡A huevo!


Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe S.A., Madrid:
diabla
1. f. En los teatros, batería de luces que está entre las bambalinas del escenario.

1 comentario:

IRAM dijo...

Hallo.
Pues no solamente comentaré este "blog" sino prácticamente toda tu página por que la he leído toda (todavía me faltan por leer tres "blogs" pero ya lo estoy haciendo).
Y desde tus fijaciones Divinales hasta tus fijaciones Demónicas pasando por tu admiración a las Verdaderas Mujeres (sí, yo también admiro a Sor Juana y a las mujeres del teatro antiguo), observo que es bueno saber que todavía existen soñadores por el mundo y que todavía hay esperanza en este Gran Pueblo llamado México...y mira que yo soy pesimista de los grandes...Pero es bueno que alguien me recuerde que el D.F. tiene sus romanticismos y sus atractivos No turísticos. Gracias por compartir tu espacio y gracias por tu visita a mi Nada humilde sitio.
A mi tampoco me gustan las "K"!! Y no te encontré en la fotografía por que ya casi no te recuerdo..o te recuerdo como tus personajes..

Au revoir!

Te saludo desde mi mundo oscuro y deprimente.


IRAM de la Rochefoucault.

PS

Willkommen, Bienvenue, Wellcome au Cabaret aus Cabaret to Cabaret!!!