
Ella, a sus 76, lleva un traje de yucateca hecho de seda y flores en el pelo. Llega sola, lo mira. Él, a sus 85, le dice “mi niña, ya llegaste”, la toma de la mano y ella sonríe, porque sabe que alguien podría estar tomando una fotografía.
Bendita la cámara que la hace sonreír. Sonreír al fin. Después de tanto llorar.
Está completa. Se enamoró a los 76.
Al fin tiene a alguien con quién comer un helado sentados en una banca. Sólo eso quería, y ya lo tiene.
Nuestra conversación de hace unos días (fragmentos):
-Hablar contigo era lo único que me faltaba para estar completamente feliz. Necesitaba decirte esto que estoy sintiendo.
-Entonces ya estamos completas. Aunque estemos lejos, tú haz de cuenta que voy detrás de ti, llevándote la cola.
-Ahora sí puedo decirte, que puedes estar segura de que un día va a llegar una persona maravillosa a tu vida. Ya ves a mí.
-Pues ya veremos. Ya veremos.
Salud y felicidad para los dos.
Gracias, Don Ambrosio, por devolverle la sonrisa.
1 comentario:
¡Qué bruta! Con tan pocas palabras y me sacas el lagrimón ¿Cómo lo logras? ¡Ay! Creo que se me exprimió el corazón...
TE AMO
Nazarena.
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