miércoles, julio 02, 2008

Tepalcates, es decir, ollitas quebradas.

Una reina es reina aquí y en China, y en Chalma, en vida y en muerte.

Hoy asistí a la despedida de una reina. Dejó su cuerpo y muchas cosas más. Entre ellas, el epitafio que ella misma eligió:

“Se murió de coraje de morirse. Bueno, ahí nos vemos (bailando)”.

Una reina, cuyo cuerpo, ya deshabitado descansaba plácidamente en su cama, con una sonrisa y completamente rodeada de flores. Elegantísima, con un enorme anillo y la foto de su boda, en la que Marga López la maquilló.

Mucha gente bebiendo tequila, que es lo que a ella le gustaba, cantando las canciones que ella compuso, y otras muchas.

Una despedida feliz.

Sin apegos. Dejó su cuerpo con la misma tranquilidad que cuando se rompió su enorme juego de copas de cristal de bacará y ella sólo exclamó: Qué bonito sonó, ¿verdad?

Bueno, ahí nos vemos, señora.

Descanse en paz si así lo quiere.

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