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Uso mis palabras mezcladas con las de Tomás. O sea, le robé algunas voces porque están bien cargaditas de nostalgia.


Últimamente me enamoro por horas. Hace unos días, me enamoré unas horas de uno que escribió palabras que mi alma pudo reconocer.
Le pasó algo terrible: dejó un lugar hermoso. Dejó Coyoacán.. Uno de los barrios mas lindos del DF, y llegó a la Narvarte.
Es duro dejar tu zona amada cuando se tiene esta mirada que, al menos a mí, me tortura. La mirada interdimensional que me hace sufrir y alejarme del mundo, por estar siempre honrando los lugares, exprimiéndolos y suponiendo lo que en otros tiempos ahí pasó.
Lo entiendo porque ahora estoy lejos del Centro histórico, y lo necesito cerca.
En el currículum de la vida nunca esta mal decir "viví en Coyoacán", el barrio donde Diego y Frida vivían y un museo da cuenta de ello. Hasta el mismo Trosky pasó ahí momentos vitales.
Ardiente esta Frida. ¿Cuántas conjeturas, reflexiones, decisiones y fluidos habrán jugueteado en su cama ? ¿cuántas pinturas se habrán urdido en esas sábanas?
Coyoacán, barrio de ardores, camas y poetas que se mueven todo el tiempo de una alcoba a otra.
Mas le llegó la hora de venir a la Narvarte, y ahí reexperimentar México. En menos de dos años ha pasado por tres casas, todas en esquinas, o cruces, o intersecciones que duplican por lógica la cantidad de movimiento; y el movimiento hace redescubrir las ciudades.
Ya lo sintió una vez al reencontrarse con su país, Argentina. Volvió a Quintas de Argüello, Alberdi, Barrio San Martín, volvió a los mercados y pudo pensar...
Ahora está en una de las capitales de cemento mas grandes del mundo, donde hay que estar nadando todo el tiempo por que si no te ahogas. Nadar puede ser bello, pero cansa. En esta ciudad de nadadores amateurs, ciudad del smog, amo y señor de cada uno de los habitantes de Mexico Distrito Federal.
A mí me cuesta trabajo disfrutar la Narvarte. Me acomoda y eso me relaja, pero no he encontrado esquinas cómplices ni historias mágicas. Quisiera volverme nadadora de la Narvarte y encontrar en ella cosas que nadie sabe. Seguro que las hay a pesar de los clasemedieros de mente jodida, a pesar del panismo, de las transnacionales, de los encorbatados que salen por las mañanas en batallón con cara de "Vaaaamos, compañeros!! A joder al Pais!!"
Yo necesito a alguien que me acompañe a caminar descubriendo y que se sorprenda de encontrar historias, peligros y perversiones citadinas. ¿Algún temerario experto en la Narvarte que me enamore? (De veras experto. Nada de que "Bueno, podría aprender".)