Hay de robos a robos.*

Estoy triste, enojada y preocupada porque no encuentro un cheque.

Pienso que alguno se lo pudo haber llevado, y si así fue... voy a dejar entrar a más hasta que me dejen sin nada de una vez.

Llévense esta sala que ha sido espectadora de tanto amor y de tanto llanto. Llévense las sábanas, tan difíciles de ignorar cada pinche noche, al fin que ya no me asusta el frío. Llévense la puerta que él no cerró cuando se fue, dejándome la asquerosa responsabilidad de cerrarla yo. Más robada ya no me puedo sentir.
Llévense las paredes que se me caen encima.

Sólo déjenme a mi perra, mi compu, mi refri, mi guitarra y las frases que están por todos lados.
Y si no, ¡que aparezca el cheque!